Parque de María Luisa
Parque de María Luisa -Paseo- |
Por la Avenida de Isabel la Católica entramos en el Parque de María luisa, uno
de los más hermosos de España. Este parque fue donado en 1893 a la ciudad de Sevilla
por la Duquesa de Montpensier, la infanta María Luisa Fernanda de Orleans. Este terreno
ajardinado formaba en origen parte del Palacio de San Telmo. Su extensa y frondosa
vegetación nos invita más que nunca al apacible paseo, pudiendo reposar en sus íntimas
glorietas.
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Desde la misma entrada del Parque, ya despuntan en el cielo las dos esbeltas
torres de la Plaza de España. Representa una autentica delicia recorrer, a pie o en
las barcas que surcan su estanque, el amplio semicírculo de doscientos metros de diámetro
que configura el trazado de esta Plaza. Su autor fue Aníbal Gonzalez, el más afamado de
los arquitectos sevillanos del siglo XX. El ladrillo es el principal elemento constructivo,
centrándose su exorno en el revestimiento cerámico. Los grandes paneles de azulejería
dedicados a las provincias españolas atraen la mirada de los curiosos. Un espectáculo
que nadie debiera perderse es la iluminación nocturna de la Plaza de su fuente central,
con incesantes juegos de agua y cambios de colores.
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Torre y estanque de la Plaza de España
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Estanque de los Leones |
Transpasada la segunda torre de la Plaza de España, hacia la derecha esta la Avenida
de los Cisnes, asi llamada porque al final de la misma hay un lago donde podremos
echar de comer a los cisnes y patos que allí se encuentran. Por la Avenida de Hernán
Cortés, en la que asombran sus empinados álamos, accedemos a la glorieta de los Hermanos
Alvarez Quintero, verdaderos creadores del teatro costumbrista andaluz. A su derecha
se extiende el jardín de los Leones, con sus pérgolas y leoninos surtidores de piedra.
Aún hemos de reservar algunas fuerzas para ascender a la cumbre del Monte Gurugú,
verdadero punto emblemático del Parque de María Luisa.
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Así hemos llegado a la Plaza de América, otro conjunto simbólico de la Sevilla
americanista que fue sede de la Exposición Iberoamericana de 1929. Las palomas de
esta Plaza constituyen un polo de atracción para los más pequños, quienes las alimentan
con los clásicos arvejones. Aquí se dan cita tres edificios muy representativos del
relionalismo sevillano, debidos tambien al ingenio de Aníbal González. En primer lugar,
el Pabellón Real, de estilo Reyes Católicos, sede de servicios municipales.
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Museo Arqueológico Provincial
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Museo de Arte y Costumbres Populares |
En el pabellón de Bellas Artes se aloja desde 1942 el Museo Arqueológico Provincial. En
sus salas se exponen importantes testimonios arqueológicos, desde la Prehistoria hasta
la época mediaval. Entre las piezas de mayor interés destacan el Tesoro del Carambolo,
maximo exponente de la cultura de Itálica, una de las mejores estatuas clásicas
descubiertas en España.
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Parque de María Luisa-Fuente de Surtidores- |
Por último el Pabellón Mudéjar alberga el Museo de Artes y Costumbres Populares, de
reciente creación. Las colecciones son de carácter etnográfico, dominando las llamadas
Artes Suntuarias. Aquí se exhíben, por ejemplo, los carteles anunciadores de las Fiestas
Primaverales de Sevilla, que han sido encargados a lo largo del tiempo a los más célebres
pintores del momento. Muestras de orfebrería, cerámica, bordado, mobiliario, instrumentos
musicales, oficios tradicionales, etc., completan la visión de este Museo, que no es tan
conocido como debiera.
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La recta final de nustro paseo transcurrirá por las Avenidas de Pizarro y Bécquer. El
hermoso monumento dedicado al autor de las "Rimas y Leyendas" fue labrado por Lorenzo
Coullaut Valera en 1911. Quizas, en uno de los bancos que rodean esta glorieta, podamos
encontrar a alguien que se esté recreando con la lectura de los inefables versos de este
genial poeta.
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Monumento a Bécquer -detalle-
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