La decoración escultorica es de estilo plateresco y fue realizada por Pedro de Campos y Lorenzo de Bao, a quienes pertenecen las figuras de los reyes que aparecen en el arco de entrada a la capilla,
el relieve de La Visión de Isaias que se encuentra sobre el altar mayor, los ángeles que adornan la venera del abside y el friso que rodea la capilla.
En los laterales del abside se abren hornacinas en las que se albergan esculturas que representan a Santas Justa
y Rufina, San Leandro y San Isidoro, San Lucas Y San Juan, San Mateo y San Marcos y San Pedro y San Pablo.
Son obras realizadas por Diego de Pesquera con la colaboración de Juan Marin y fueron realizadas entre 1571 y 1574.
Los sepulcros que están situados en los nichos abiertos en los muros laterales de la capilla guardan restos de Alfonso X
el Sabio y de su madre Doña Beatriz de Suavia. Los enmarques arquitectónicos
de estos sepulcros son obra de estilo plateresco y fueron realizados hacia 1570. Las esculturas de ambos monarcas
son obras modernas, siendo la del Rey obra de los escultores Antonio Cano y Carmen Jiménez, y el de su madre,
de Juan Luis Vasallo; ambas se ejecutaron en 1948. La Capilla Real esta presidía por un retablo realizado de 1643 a 1649
por el escultor Luis Ortiz de Vargas. En la hornacina principal del retablo y bajo un dosel de plata recibe culto la imagen de la Virgen de los Reyes, que tiene al Niño sobre sus rodillas. Ambas
figuras son góticas del siglo XIII, probablemente de taller francés o bien de escuela castellana con intensa influencia francesa.
Esta escultura tiene en su interior un mecanismo de madera que en el pasado permitía poner en movimiento la cabeza y las manos de ambas figuras. En los
laterales del retablo figuran las esculturas de San Joaquín y Santa Ana, obras de hacia 1649.
Los frontales de plata del altar de la Virgen de los Reyes son obras barrocas de excepcional calidad.
El central fue realizado por Juan Laureano de Pina en 1719 y reformado en 1739 por José de Villaviciosa.
Los laterales presentan los punzones del platero Domínguez y están fechados en 1739.
Ante el altar de la Virgen de las Reyes se dispone una urna de plata dorada y cristal que alberga
el cuerpo incorrupto de San Fernando. Es obra de Juan Laureano de Pina quien la ejecuto en 1690.
El frontal también de plata, que recubre el altar sobre el que se encuentra la urna, lleva los punzones de los plateros Resiente y Villaviciosa.
A ambos lados de este altar se disponen escaleras que comunican con la cripta,
que hace función de Panteón Real, y donde reposan los restos de distintos miembros de la familia real española, como los de Pedro I de Castilla y de su esposa María de Padilla.
En esta cripta y sobre un pequeño altar figura una magnifica escultura de marfil de La Virgen con el Niño, denominada Virgen de las Batallas, ya que la tradición señala que Fernando III
el Santo la llevo consigo en todos sus enfrentamientos contra los musulmanes. Es obra francesa del siglo XIII.
En la capilla que se abre en el lateral izquierdo figura un pequeño retablo realizado por Juan de Torres en 1648 que alberga
una escultura del Ecce Homo firmada por Francisco Terrili. De esta capilla se accede a la Sala de Juntas, donde se disponen
varias vitrinas que guardan valiosos objetos relacionados con San Fernando, entre ellos su esposa.
Diferentes piezas de orfebrería completan este tesoro. En las paredes figuran una representación de San Fernando copia del original de
Murillo que conserva esta misma Catedral, una Dolorosa copia también de Murillo, La Virgen de los Reyes y San José rodeado por una guirnalda
de flores, obras estas ultimas de finales del siglo XVII. En la tribuna que figura sobre esta capilla
se encuentra un órgano neoclásico realizado por Antonio Otin Calvete en 1807.
En el muro derecho se abre otra pequeña capilla donde figura un pequeño retablo realizado en 1638 por Luis de Figueroa, que
alberga una escultura de San Antonio. La sillería y el facistol son obras de la segunda mitad del siglo XVIII y fueron donados por
Carlos IV; la pintura que representa a San Sebastián atendido por Santa Irene es copia del siglo XVII, de un original de Francisco Barbieri,
el Guercino. En la sacristía figura un buen conjunto de pinturas que representan a San Fernando entrando
en Sevilla de finales del siglo XVII. La Anunciación y La Huida a Egipto, ambas del primer cuarto de siglo XVIII.
A la salida de la Capilla Real y en el muro posterior de la Capilla Mayor figuran varias pinturas, algunas de gran interés, como La Apoteosis de la Inmaculada, obra
de Francisco de Herrera el Joven, quien la realizo en 1656; es propiedad de la Hermandad Sacramental del Sagrario. A su izquierda esta Los
Soldados de Gedeon, anónimo de la segunda mitad del siglo XVII y arriba dos pinturas de Sebastián de Llanos Valdés
que representan a San Juan ante el Sanedrin, y La vocación de San Mateo; ambas están firmadas y fechadas en 1668.
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